Sin un heredero, incumbe al consejo decidir quién se convertirá en el nuevo duque. En medio de tal agitación, dos poderosas casas compiten por la corona: Eisig y Horn. El duque ha muerto. Las cartas están sobre la mesa y las apuestas son demasiado altas como para que nadie pueda cambiar su apoyo por otro contendiente. Pero no sólo ellas, ya que algunas casas menores se han atrevido a declarar su deseo de optar por el trono. La guerra feudal se cierne sobre el horizonte, sea cual sea la decisi.
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